Uniderma: ¿por qué necesitamos pertenecer?
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EditorialResumen
Creo que a la mayoría de nuestros colegas médicos y dermatólogos nunca se nos ha pasado por la cabeza la idea de tener que pertenecer a un sindicato. Esa palabra nos trae a la memoria pasajes de la historia de la revolución industrial del siglo XVIII, la formación de una clase obrera explotada y su lucha por lograr condiciones laborales dignas. Se sabe que, gracias a esas luchas a lo largo de los años, la mayoría de los trabajadores formales disfrutan jornadas laborales de ocho horas, pago de seguridad social y descanso remunerado, entre otros beneficios. Cuando iniciamos nuestros estudios de Medicina, socialmente se reconocía al médico como una persona de un alto nivel intelectual y un gran sentido altruista; en sus manos tiene la salud y la vida de sus pacientes, razón por la que se ha creido erróneamente que no requiere satisfacer necesidades básicas como comer y dormir, y mucho menos, que debe sostener una familia como cualquier persona. Hemos olvidado nosotros mismos que parte del sentido de la humanidad del médico radica en reconocernos como humanos.